sábado, 15 de febrero de 2014

Desarrollo Sustentable: Abono Orgánico


Desarrollo sustentable a través del compostaje en casa 

Los términos desarrollo sostenible, desarrollo perdurable, y desarrollo sustentable, se aplican y se colocan al desarrollo socioeconómico, y su definición se formalizó por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland (1987), fruto de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada en Asamblea de las Naciones Unidas en 1983. Dicha definición se asumió en el Principio 3º de la Declaración de Río (1992). Es a partir de este informe cuando se acotó el término inglés sustainable development, y de ahí mismo nació la confusión entre si existe o no diferencia alguna entre los términos desarrollo sostenible y desarrollo sustentable. A partir de la década de 1970, los científicos empezaron a darse cuenta de que muchas de sus acciones producían un gran impacto sobre la naturaleza, por lo que algunos especialistas señalaron la evidente pérdida de la biodiversidad y elaboraron teorías para explicar la vulnerabilidad de los sistemas naturales (Boullón, 2006:20).

    El desarrollo sostenible se basa en tres factores: sociedad, economía y medio ambiente. En el informe de Brundtlnd, se define como sigue:

Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.

   El ámbito del desarrollo sostenible puede dividirse conceptualmente en tres partes: ecológico, económico y social. Se considera el aspecto social por la relación entre el bienestar social con el medio ambiente y la bonanza económica. El triple resultado es un conjunto de indicadores de desempeño de una organización en las tres áreas, pero que tiene cuatro dimensiones básicas:
  • Conservación.
  • Desarrollo (apropiado) que no afecte sustantivamente los ecosistemas.
  • Paz, igualdad, y respeto hacia los derechos humanos.
  • Democracia.
   Se deben satisfacer las necesidades sociales y de la población, en lo que concierne a alimentación, vestimenta, vivienda, y trabajo, pues si la pobreza es habitual, el mundo estará encaminado a catástrofes de varias clases, incluidas las ecológicas y las humanitarias. Asimismo, el desarrollo y el bienestar social están limitados por el nivel tecnológico, los recursos del medio ambiente, y la capacidad del medio ambiente para absorber los efectos de la actividad humana.



   El objetivo del desarrollo sostenible es definir proyectos viables y reconciliar los aspectos
económico, social y ambiental de las actividades humanas; "tres pilares" que deben tenerse en cuenta por parte de las comunidades, tanto empresas como personas:

Sostenibilidad económica: se da cuando la actividad que se mueve hacia la sostenibilidad ambiental y social es financieramente posible y rentable.
Sostenibilidad social: basada en el mantenimiento de la cohesión social y de su habilidad para trabajar en la persecución de objetivos comunes. Supondría, tomando el ejemplo de una empresa, tener en cuenta las consecuencias sociales de la actividad de la misma en todos los niveles: los trabajadores (condiciones de trabajo, nivel salarial, entre otros), los proveedores, los clientes, las comunidades locales y la sociedad en general. 
Sostenibilidad ambiental: compatibilidad entre la actividad considerada y la preservación de la biodiversidad y de los ecosistemas, evitando la degradación de las funciones fuente y sumidero. Incluye un análisis de los impactos derivados de la actividad considerada en términos de flujos, consumo de recursos difícil o lentamente renovables, así como en términos de generación de residuos y emisiones. Este último pilar es necesario para que los otros dos sean estables.

   La justificación del desarrollo sostenible proviene del hecho de que el hombre habita en un planeta finito bajo un marco de consumo desmedido. En la Tierra se tienen recursos naturales limitados (nutrientes en el suelo, agua potable, minerales entre otros), susceptibles de agotarse. Otro factor es el hecho de la creciente actividad económica sin más criterio que el económico mismo, tanto a escala local como planetaria. El impacto negativo en el planeta puede producir graves problemas medioambientales que resulten incluso irreversibles.

   Los límites de los recursos naturales sugieren tres reglas básicas en relación con los ritmos de desarrollo sostenibles.
  1. Ningún recurso renovable deberá utilizarse a un ritmo superior al de su generación.
  2. Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o absorbido por el medio ambiente.
  3. Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por un recurso renovable utilizado de manera sostenible.
   Según algunos autores, estas tres reglas están forzosamente supeditadas a la inexistencia de un crecimiento demográfico. Se llama desarrollo sostenible aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones. Intuitivamente una actividad sostenible es aquélla que se puede mantener. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo no es sostenible con los conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo a partir de la biomasa. Hoy sabemos que una buena parte de las actividades humanas no son sostenibles a medio y largo plazo tal y como hoy en día están planteadas.

La utilización y clasificación de desechos orgánicos domésticos, tales como: residuos de comidas, hojarasca de jardinería, malezas, cascara de huevos, borra de café, legumbres descompuestas, entre otros; pueden ser utilizados a través de técnicas sencillas de compostaje en la producción de abonos orgánicos. 
 
En este orden de ideas, el problema puede mitigarse, con la ejecución de proyectos socio comunitario, como lo establece la Ley Orgánica de Consejos Comunales en su artículo 4, proyectos sencillos destinados a la producción de compost y su utilización en la producción vegetal de rubros hortícolas y plantas ornamentales, contribuyendo así a la soberanía alimentaria familiar y a la disminución de la contaminación ambiental.

Desde el punto de vista ambiental el proyecto representa una alternativa viable para minimizar los daños ambientales y los riegos a la salud pública, causados por la proliferación de basura y desechos sólidos domésticos, que en muchas ocasiones no sabemos que hacer con ellos.

De igual forma el reciclaje, clasificación y utilización de residuos domésticos en la producción de abono orgánicos, representa una alternativa económica para iniciar microempresas de producción de abonos orgánicos, beneficiándose las familias participantes de estos proyectos, es una alternativa, sustentable que promueve el desarrollo endógeno y mitiga los problemas de contaminación por la disposición de desechos sólidos en los hogares. 
 Desde el punto de vista cultural, se promueve el rescata de valores en la comunidad así como también crear conciencia conservacionista.

    El compostaje domiciliario es una actividad que ayuda directamente a combatir el problema de los residuos domésticos, debido a que se separan los residuos orgánicos dentro de los hogares para convertirse en abono orgánico a través del compostaje. Esta actividad ayuda a crear una cultura de separación de residuos en las familias a través de la comprensión del ciclo natural del suelo y de esta forma se genera un hábito de cuidado ambiental y de forma paralela ellas obtienen un recurso (abono orgánico) a partir de sus residuos orgánicos para ser utilizado en sus jardines o huertos.
Dentro del marco de la problemática del empobrecimiento del suelo, el uso de abonos orgánicos es una excelente alternativa para mantener suelos sanos. Los abonos químicos por lo general debilitan el suelo y lo vuelven dependiente de nuevos aportes. Estos abonos químicos deben ser utilizados con cuidado ya que dosis excesivas pueden deteriorar gravemente el suelo y por ende las plantas que lo habitan. Los abonos orgánicos, como el compost, mejoran la aireación del suelo y aportan millones de microorganismos beneficiosos para el suelo.
Por otro lado, los abonos químicos se convierten en un gasto económico para las personas que requieren mejorar sus suelos, mientras que la elaboración de compost se hace a través de sus propios residuos y de  esta manera existe un ahorro para la economía de las familias.
  Los programas de compostaje domiciliario ayudan directamente a disminuir la cantidad de residuos que van a los rellenos sanitarios, ayudando de esta manera a disminuir los efectos negativos de los mismos en cuanto a la generación de gases de efecto invernadero (GEI).

Esto se debe a que la materia orgánica que se descompone en ambientes anaeróbicos (como es el caso en los rellenos sanitarios) genera metano, el cual es 21 veces más dañino que el dióxido de carbono. Al mismo tiempo que se desvían los residuos orgánicos de los rellenos sanitarios, se está contribuyendo a la generación de un abono natural y 100% orgánico producto del compostaje, y de esta manera solucionando el empobrecimiento del suelo.

Bibliografía Consultada

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